viernes, 20 de marzo de 2009

Al rescate de la memoria histórica, por José Luis Alonso Vargas




Rescatar la memoria histórica es un compromiso de quienes vivimos los acontecimientos políticos y sociales más importantes de los últimos 50 años.

Al menos entre los ex militantes del movimiento armado socialista ese compromiso se ha establecido ya, mostrándose uno a uno los primeros frutos.

En febrero de 2000, Victoria Montes y Eduardo Esquivel, nos convocaron para rendir homenaje a Raúl Ramos Zavala, esposo de Victoria y fundador del grupo Los Procesos, en 1970.

Raúl cayó abatido por las balas de la policía política, el 6 de febrero de 1972. Acompañado de Jorge Alberto Sánchez Hirales, acudía a una cita clandestina para entrevistarse con Hebert Matus y Ramón Sosamontes, en el parque México, de la Colonia Condesa. Apenas habían pasado 23 días de su participación en una doble y simultánea expropiación bancaria en Monterrey, con saldos trágicos y una feroz persecución desatada contra todo el grupo, en todo el país.

En aquella primera reunión del 2000, en Mazatlán, conocimos algunas partes de esa biografía, inéditas y claves, para entender el salto cualitativo que realizó un sector importante de la Juventud Comunista. Cientos de jóvenes comunistas discutieron, entre otros, el documento de Raúl, conocido como El proceso revolucionario y decidieron pasar a la clandestinidad y empezar a construir organizaciones armadas, para desarrollar la guerra revolucionaria.

Pasajes como este y otros que refrescaron nuestra memoria, nos inspiraron para establecer el compromiso de escribir la historia del movimiento armado socialista, a partir de las acciones de Arturo Gámiz y su Grupo Guerrillero Popular, que actuaron, por última vez, el 23 de septiembre de 1965, en Madera, Chihuahua.

No partíamos de cero. Antes, reconocimos, muchos escritores, investigadores y ex militantes, ya habían dejado huella de esa inquietud. Jaime López, desde 1974, había entregado a sus lectores un trabajo conocido como 10 Años de guerrillas en México 1964-1974. Carlos Montemayor, hace diez años, nos había impresionado con su novela La guerra en el paraíso. Elena Poniatowska, había recogido una gran cantidad de testimonios de los sobrevivientes de los grupos guerrilleros de los años ´70, en varios de sus libros, como, por ejemplo, en Fuerte es el silencio. Y el Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos Armados, A. C. (CIHMA), ya había recopilado una gran cantidad de material escrito de ese período y los había empezado a difundir a través de su revista, de corta vida, Para romper el silencio, Expediente Abierto.

Ahora, la tarea hay que cumplirla. No estamos solos. Hace un año y 4 meses el Colegio de Michoacán y CIESAS, organizaron un FORO DE DISCUSIÓN ACADÉMICA, LA GUERRILLA EN LAS REGIONES DE MÉXICO, SIGLO XX, donde participamos, al lado de una gran cantidad de investigadores y ex militantes, entendiendo que el interés por nuestro tema se ha extendido. Hace unos días, en la Facultad de Filosofía de la UNAM, un grupo académico nos invitó a exponer nuestros testimonios porque muchos de los futuros historiadores quieren hacer sus tesis con el tema de la lucha guerrillera, en México.

Nosotros, por nuestro lado, estamos armando ya un taller de investigación histórica, que debe empezar a funcionar el próximo mes de diciembre, con todas las condiciones y características necesarias, para que de ahí fluyan los capítulos ordenados y sustentados suficientemente, de la historia del movimiento armado socialista, de 1964, a la fecha.

La invitación está abierta. El compromiso de los ex militantes va por delante, porque no nos sentimos vencidos ni arrepentidos. Porque es la mejor manera de honrar la memoria de los miles de compañeros que entregaron su vida por un México y por una Humanidad libres de las cadenas de la explotación capitalista y libre para lograr el sueño de la realización plena del ser humano.

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